En 1792, se sitúa el hecho taurino más importante en la historia de la tauromaquia lusa: la muerte en Salvaterra de Magos, del Conde de Arcos y la venganza de su padre, el ilustre Marqués de Marialva, dando muerte al toro causante de la desgracia.
El Marqués de Marialva fue uno de los personajes más famosos de la corte de don José 1. Defensor de Lisboa tras los ataques argelinos después del terremoto de 1755, fue el jinete más eximio de su época, debiéndose a él el tratado "luz da liberal e nobel arte da caballería" (1790). Tal fue la popularidad de este tratado, que al arte de montar a caballo se le llama en Portugal, "El arte de Marialva", y en extensión de éste, se le suela aplicar al arte de rejonear.
En tierra extremeña de Magos, existía una gran tradición taurina, ya que en sus fértiles tierras pastaban numerosas ganaderías. Los reyes de Portugal poseían en Salvatierra un palacio y dentro de éste una plaza donde celebraban corridas de toros. En una de éstas, encontró la muerte el Conde de Arcos, hijo de Marialva, tal y como citaba el novelista luso Rebello da Silva.
Es quizás en la década de los años treinta y cuarenta, cuando nuestro país hermano alcanza el máximo esplendor dentro del rejoneo mundial de todos los tiempos. Fue una época marcada por el romanticismo, el idealismo y la reglamentación. La imagen del rejoneo de antaño pasó a ser algo anecdótico y los nuevos principios, reglas y conceptos variaron, a partir de entonces hacia una nueva línea clásica basada en la estructuración escalonada de terrenos y modos de lidiar totalmente diferentes y desconocidos hasta el momento.
La perfección en el rejoneo de Nuncio.
Joao Alves Branco Nuncio personificó el toreo a caballo. Su influencia en el perfeccionamiento de su arte ha sido indudable, pese a su falta de alegría artística añadió al rejoneo maneras y cualidades que parecían reservadas al toreo de a pie. No cabe, en efecto mayor reposo para preparar la suerte, desde el comienzo, excitando a su caballo con los tobillos, ni mayor honradez para ejecutarla, fijando al toro bravo, al citarle con rabia y entrándole de frente a frente, con rectitud no superada por los mejores banderilleros de a pie.
Este valiente hidalgo portugués nacido en la finca familiar de Pachanas, feligresista de San Román, de la villa de Alcacer Do Sal, fue el inventor del par de banderillas a dos manos, suerte practicada actualmente por numerosos rejoneadores, así como de la muerte a estoque desde el caballo, suerte que realizaba en tiempos remotos el indio Mariano Cevallos, como un aguafuerte de Gaya nos lo ha conservado.
Fue duramente criticado en el comienzo de su carrera profesional por los "presumidos puristas", que decían de él que éra "un aficionado de campo metido a profesional". Sin embargo, las innovaciones y la pureza de su monta y lidia se habrían de abrir camino sentando cátedra.
Simao Dn Vciga y el toreo artista
Este "Cavaleiro de Alternativa" lusitano, nació en Laure y era hijo del rejoneador del mismo nombre y apellido. Fue el "rival ideal" de Branco Nuncio, formando una pareja celebérrima que dominó el panorama del toreo a caballo en Portugal hasta el final de la década de los 50. Su genial concepción del toreo fue la improvisación, la alegría en las suertes, la decisión y su riqueza de adornos y filigranas.
Aún se recuerda a su lucida jaca torera "Bombita" que al simple mando recibido con las piernas de su jinete, llegaba hasta la misma cara del toro y le permitía dar gran espectáculo a la suerte de banderillear desde el caballo a dos manos. Sus méritos de jinete diestrísimo y de toreo son indiscutibles, y una acertada propaganda favoreció su popularidad.. Desgraciadamente, este gran caballero rejoneador y que tanto corazón ponía en la plaza y frente al toro bravo, falleció en el picadero del prestigio ganadero de caballos Veiga; éste le sobrevivió en una tarde triunfal en Caldas Da Rainha.
El gran jinete llamado David Ribero Telbes
Sin dudarlo, Ribero Telles fue el máximo exponente y baluarte de la seriedad, perfección y lealtad en el rejoneo portugués. Fiel a sus convicciones más ortodoxas del clasismo calculado y académico, actuó siempre sin violencia, ni aparatos, con notoria personalidad y arte, pese a su escasez de valor. Fue un torero, que al igual que Joao Romao de Moura, superaba a los toros valientes diciéndose frases que le animaban a seguir toreando.
Actualmente cuenta con dos hijos que siguen sus pasos, Joao y Antonio, a quienes se puede apreciar muchos rasgos del toreo de su padres, como es el caso de la finura y clase en la reunión al estribo que se hace al toro y las fuertes salidas generosas, para de la cara del toro con su peculiar habilidad.
José Samuel Pereira Lupi, d último jinete de la apoteosis
Este sexagenario rejoneador portugués aportó al toreo a caballo un estilo más peculiar y expuesto, haciéndose famosos por el cambio a una mano por el lado izquierdo y sus valientes quiebros en la misma cara del toro, con su célebre caballo azabache" Sudeste", de indudable impacto en el público.
En 1970 llega al rejoneo la moda de formar un espectáculo compuesto por cuatro caballistas que primeramente actúan por separado, matando un toro cada uno, y lidiando por colleras los otros dos restantes. Se supera, en muchas ocasiones, en plazas de la talla de Madrid, Sevilla, Granada, la actuación hasta entonces clásica y habitual de que el caballero rejoneador actuara como prólogo en una corrida de tres espadas.
Samuel Lupi actuará junto a los hermanos Ángel y Rafael Peralta y con Álvaro Domecq Romero como miembro del famoso cuarteto de "los jinetes de la Apoteosis"
Torero revolucionario de gran pureza en sus formas y artista en los modos, fue alumno aventajado de los grandes maestros Joao Nuncio y Francisco Mascarenhas. No puede negársele un puesto de honor en la época de mayor esplendor del toreo a caballo desde que la nobleza dejó de practicar el arte de Marialva.
Juao Romao De Moura, "el niño prodigio"
Gracias a él, resurgió en entusiasmo en su país. Su toreo se encuentra más en línea de la escuela clásica de Simao Da Veiga, alegre y florido, y lleno de temperamento.
Este caballero en plaza alcanzó los triunfos sonoros y nunca conseguidos por otros "cavaleiros" portugueses. Debido a su larga experiencia en la profesión y con una de las mejores cuadras de caballos, con su peculiar temperamento y estilo de enfrentarse al toro, sigue siendo hoy espejo de la afición lusitana, así como el fiel reflejo del "Canto de los Viejos Titanes" de Nuncio y Da Veiga.
Además de todos estos toreros de a caballo nombrados, que ha marcado las líneas definitivas del rejoneo lusitano, hay otros nombres que también fueron y son figuras indiscutibles como José Mestre Batista, Antonio Luis López, Rosa Rodríguez, Murteira Correia, Francisco Mascarenhas, José Maldonado Cortés, Manuel Conde, Pedro Luceiro, Fernando y Joao Salgeiro, Luís Miguel Da Veiga, José Joao Zoio, Paulo Caetano, Rui Salvador, etc.
El futuro queda asegurado con las promesas que constituyen tres jóvenes que luchan por abrirse camino en este mundo que rodea al toro de lidia y que cada vez cuenta con más y mejor competencia, Luis Rouxinol, Pedro Franco y José Manuel Duarte, así como dos para los que el presente es una apuesta más segura que la del futuro, como Franco Nuncio, nieto del legendario Joao y José Francisco Cortés, hijo del gran Maldonado Cortés.
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